Lo que más ha llamado la atención de los presentes en la sala ha sido la recreación del momento en el que el acusado disparó a los dos agentes. Según las pruebas analizadas por los peritos de la Guardia Civil, los cuatro disparos que recibió Víctor Romero se produjeron a una distancia inferior a los 35 centímetros y por la espalda. Los especialistas de la Benemérita también han confirmado que todos los disparos se efectuaron con munición del calibre 9 milímetros y que no se usó munición de armas de caza.
En lo que respecta a las pruebas de ADN, se encontraron datos del perfil genético del exmilitar serbio en el marco de la ventana del masico de los Iranzo, por donde entró a robar el día antes de los asesinatos. También se hallaron restos biológicos en distintos objetos, que permitieron establecer que se trataba de un peligroso criminal al que buscaban en Italia.
El juicio continuará el próximo lunes con las testificales que han quedado pendientes durante estos días. A partir de ahí las partes personadas en la causa elaborarán el objeto del veredicto que trasladarán al jurado para que emita su fallo en el plazo de 48 horas.