Las autopistas ferroviarias y marítimas de corta distancia, que permiten transportar camiones con mercancías a otros países próximos en trenes o barcos, se presentan como una gran oportunidad para la logística aragonesa. Esta forma de transporte permite reducir emisiones y acercarse a los objetivos europeos de descarbonización. En el centro del valle del Ebro confluirán a futuro hasta nueve autopistas.
Aunque en algunos casos puede permitir ahorrar costes, el aspecto económico no es la principal preocupación de las empresas, que piden fiabilidad para apostar por esa fórmula. Durante una jornada organizada por el clúster logístico de Aragón, su gerente, Ángel Gil, ha dicho que “cuando pones tu estrategia de cadena de suministro en el ferrocarril no puedes estar pendiente de que haya cortes de línea, de que haya retrasos o falta de maquinistas. Lo principal es la fiabilidad”. El desafío para impulsar las autopistas ferroviarias pasa también de forma prioritaria por adecuar las infraestructuras, pero hay obstáculos, como la adaptación de vías o de los gálibos de los túneles. “Las autopistas ferroviarias ven limitado su desarrollo por las alturas de los túneles. Muchos son del siglo XIX y hay que elevarlos o bajar el suelo”.
De forma complementaria, en España, ya existen una decena de autopistas marítimas de corta distancia. Son una “historia de éxito”, según ha trasladado la directora técnica de la Asociación Española para la Promoción del Transporte Marítimo de Corta Distancia, Pilar Tejo. Los camiones entran sobre ruedas en los buques, lo que permite ahorrar horas de conducción. Los transportistas, una vez en destino (Italia, Irlanda, Marruecos o Argelia), hacen las entregas de última milla por carretera. Para incentivar esa fórmula intermodal, el Ministerio ha lanzado “ecoincentivos”: se darán ayudas a los transportistas que usen los servicios marítimos de corta distancia.
El polo logístico del centro de Aragón cuenta con la Terminal Marítima de Zaragoza, que funciona como una extensión de los principales puertos españoles, permitiendo la conexión y salida al mar de las mercancías mediante el ferrocarril. Desde 2001, esa instalación ha permitido que se quintupliquen las exportaciones e importaciones a países terceros. Ahora, a punto de acabar la primera fase de la ampliación, se trabaja ya en una segunda que se ejecutará el año que viene.