José Luis Gimeno se inició en el culturismo a los dieciséis años. Una rotura de biceps le alejó de las mancuernas, pero con treinta y tres años volvió a sentir el gusanillo por este deporte que, asegura, es mucho más que una actividad física porque toda su vida gira entorno a ello, desde el trabajo físico a la alimentación, el descanso o la vida social.
El culturismo es un estilo de vida que basa en el esfuerzo y el sacrificio las claves para obtener unos resultados óptimos. Esos sacrificios empiezan con el entrenamiento en el gimnasio, del que es propietario, no sólo trabajando con pesas como mucha gente cree, explica. De hecho, cada día empieza su rutina con trabajo de cardio, antes de ponerse con los ejercicios de fuerza.
Cuando sale del gimnasio, su vida sigue girando en torno al cuidado de su cuerpo. La alimentación es esencial. Come seis veces al día y cuenta que está en una etapa en la que tiene mayor margen para ingerir alimentos. Por ejemplo, su comida central de hoy son doscientos gramos de patata, otros doscientos de salmón y piña natural. Para hacerlo más llevadero, hay una comida a la semana en la que se puede dar un capricho y comer lo que le apetezca.