Zaragoza | 27.01.2021 11:22
Desde sus inicios, en 1949, la Sociedad Cultural Amigos del Arte de Zaragoza ha estado en una céntrica calle, en el barrio de la Magdalena, en el casco histórico. Concretamente en la calle Cantín y Gamboa 17. Un local que cuenta con camerino, espacio para la lectura, una gran sala con escenario y hasta un bar.
Corita López, una conocida tiple de los años 50 y 60 abrió esta academia y grandes nombres como Víctor Ullate, Carmen Roche, Fernando Esteso, La Maña e incluso su hija, Corita Viamonte, se formaron bajo sus indicaciones. Según los Estatutos, fue en 1966 cuando se constituye como Sociedad Cultural y su actual secretario, Felipe Márquez, asegura que es de las primeras asociaciones culturales que se inscribió en Zaragoza.
Enriqueta Estopañán es la actual presidenta de la Sociedad Cultural Amigos del Arte. Lleva como presidenta 7 años y antes estuvo 11 en la Junta Directiva, desde que ella entró, la actividad principal que se realizaba era el baile los fines de semana. Muchos jóvenes de los 60 y los 70, muchos vivieron en este local su primera Noche Vieja o sus primeros bailes.
Enriqueta Estopañán era la encargada de poner la música y tanto ella como el secretario Felipe Márquez, destacan el buen ambiente que había. Era lo que todos apreciaban y valoraban de “Los Amigos del Arte”. Eran una gran familia, tanto que el día del aniversario se convertía en una gran celebración.
Ahora sólo son seis socios, pero llegaron a ser hasta un centenar. “Los Amigos del Arte” llegaron a ser un grupo de jota que actuaba en muchos festivales localidades de Aragón y de fuera de la comunidad. Una parte de la historia de Zaragoza que se guarda en una vitrina con la llave de la ciudad concedida por el que fuera alcalde Antonio González Triviño y hasta con un libro de honor con la firma de las Reinas de las Fiestas de Zaragoza.:
Una historia que todo apunta a que tiene un inmediato fin. 31 de enero de 2021. Son sólo cinco los socios con los que actualmente cuenta la Sociedad Amigos del Arte. No ha habido relevo generacional para una entidad que fue escuela, oportunidad, para artistas y lugar de encuentro cultural cuando no había nada en Zaragoza.