Zaragoza | 14.06.2023 10:29
Los pacientes podemos llegar a ser muy impacientes e impertinentes cuando estamos en un hospital y creernos que sabemos todo lo que nos sucede. De todo eso que no se ve en un centro hospitalario, anécdotas y situaciones que pueden ser inimaginables o que incluso pueden suceder en casa, habla Enfermera Saturada en “La Sonda del viento”.
Con este nuevo libro, Héctor Castiñeira, ha vuelto a utilizar el humor y la ironía para tratar situaciones rocambolescas que suceden en los centros hospitalarios, no sólo al propio autor sino también a sus compañeros. El humor ayuda también a realizar una “denuncia social” y a decir las cosas que, de otra forma podrían resultar más ofensivas.
Castiñeira utiliza el humor también como escudo de defensa ante situaciones muy duras y difíciles que se dan cada día en un hospital, de la montaña rusa de emociones que puede suponer asistir al fallecimiento de un paciente y en la habitación de al lado vivirse una situación de alegría porque le dan el alta a otro.
Anécdotas curiosas las dan también todos los aparatos que se han puesto de moda para controlar nuestra salud. Un ejemplo que aparece en “La sonda del viento” es la del hombre que acudió a urgencias porque el reloj que le mide las pulsaciones le daba 0. Todo preocupado acudió a pedir que le hicieran un electro o alguna prueba para comprobar que él estaba bien, en lugar de preguntarse que lo que podía estar mal era el reloj.