Zaragoza |
La biblioteca se abre a una novela que evoca al pasado, tanto que transcurre en otoño de 1968, en Madrid. Un momento en el que el médico forense Lucio Garza empieza a investigar qué hay detrás de la muerte de varias mujeres jóvenes y que nadie investiga porque se asocia su muerte a suicidios o accidentes. Pero estos casos tienen un elemento común que evoca bonitos recuerdos como son los caramelos de violeta.
“El asesino de los caramelos de violeta” es la novela firmada por Javier Holgado y Susana López Rubio, todo un homenaje a la Madrid de los años 60 en el que los autores han querido mostrar el contraste de algo dulce que se asocia a la infancia o a un familiar querido, con un asesinato. Homenajes también a libros porque como indica López Rubio, los dos son muy lectores y se refleja en cómo se entrelaza la literatura en la novela con referencias como la Carta Robada de Edgar Allan Poe o 2001: una odisea en el espacio.
Ese amor a la lectura también se refleja en los nombres de los siete hijos del protagonista, Lucio Garza, y su esposa Teresa. Todos tienen nombre de escritores y todos ellos tienen su propia personalidad y su historia, son también protagonistas. Como indica Holgado, toda la familia se convierte en investigadores, resolver los asesinatos es un aspecto más en su día a día.
“El asesino de los caramelos violeta” es un cozy crime, el término acuñado para aquellas novelas negras en las que los asesinatos son amables, hacen que la lectura sea rápida. Javier Holgado explica que este estilo ha existido siempre, es el que se puede ver en “Se ha escrito un crimen” o “Los misterios de Laura”, de la que son guionistas. Novelas en las que no hay asesinatos sangrientos ni investigadores alcohólicos o solitarios. Se trata de una novela en la que hay tensión, suspense y giros, pero se lee con una sonrisa.
Hace muchos años que Javier Holgado y Susana López Rubio trabajan juntos, por lo que están muy coordinados, tanto que, como indica Susana, a veces no se distingue qué parte ha escrito cada uno porque comparten el mismo sentido del humor y el mismo lenguaje. Esta novela era casi el paso lógico tras todos estos años de complicidad y trabajo.