Estos 20 millones de pérdidas se suman a los 41,4 millones del año pasado y los 24,8 del anterior. Son unos 86 millones de euros de pérdidas desde 2020. La deuda total reconocida por el club, y publicada en su página web según la ley de transparencia, era de 220,8 millones de euros a 30 de junio de 2022. Desde entonces, en lo negativo hemos pasado por una pandemia, y en lo positivo el equipo ha ganado dos títulos de la Europa League y se ha clasificado cuatro veces para la Champions, con los ingresos que ello supone. El problema es que la idea de la entidad sevillista era ingresar este verano entre 75 y 80 millones de euros por traspasos. Y finalmente esa cantidad se ha quedado en 22 millones, con la venta de Bono y de Rekik. La previsión era recibir unos 35 millones por En-Nesyri, unos 30 por Bono y luego entre 10 y 15 millones por el resto de jugadores. Pero nadie pagaba eso por el delantero, la máxima oferta por el portero fue de 20 y por el resto de jugadores solo llegaron los dos millones de Karim Rekik. El Sevilla recibió cero euros por las salidas (entre cesiones y rescisiones de contrato) de Carmona, Luismi, Rony Lopes, Iván Romero, Carlos Alvarez, Augustinsson, Delaney, Montiel, Papu Gómez, Idrissi, Tecatito y Óscar Rodríguez. Con ese panorama, se hace difícil mirar a las arcas con una sonrisa.