Ese 3-2 sobre el conjunto donostiarra, trabajado y merecido triunfo, tiene mérito porque "jugamos ante un rival Champions, un equipo muy bueno. Sabíamos que venían con cansancio, acumulación de partidos y la eliminación de la Copa, pero son un gran equipo. Salir bien es siempre positivo para conectar al público y que nos apoye. Hasta el 2-0 estábamos muy bien, dimos un pasito atrás y cuando mejoramos llegó el penalti que nos lleva muy ajustados al descanso. Salimos bien en la segunda parte, hacemos más distancia y pese al 3-2 estamos contentos, porque hemos tenido muchas ocasiones". El entrenador madrileño explicó que los aficionados y el club quieren seguir viendo esta versión del Sevilla, que "tenga opciones, que gane, que meta la pierna y que cuando pueda, juegue al fútbol. Que compita, que es lo que ha hecho siempre históricamente. Nos afanamos en que cada partido suponga una mejoría. Estamos felices por el resultado, por haber ganado a un equipo con mucha entidad. Les llevamos a una incomodidad absoluta cuando en pocos minutos nos pusimos por delante. Es lo que deseábamos, sacar sus mentes fuertes y meterlos en un partido muy difícil".
Quique se mostró muy feliz porque "a nivel emocional lo que más me gusta es venir a este estadio y sentir que estamos conectados. La consistencia que se está viendo es producto del trabajo, del deseo, de trabajar muchas horas, mucha dedicación, transmitir esa pasión, y también esa pizca de suerte que necesitas en cada partido. El equipo sevillista ha sumado 10 puntos de los últimos 15 disputados. "Animo a los jugadores a que se den cuenta de esto. Son chicos jóvenes que no hacen todo lo que hacemos nosotros de elaboración cada partido. Intentamos transmitirles que lo que van haciendo lleva un esfuerzo, una concentración y una ambición. Queremos que sean conscientes de que están girando la nave, pesa, y llevan su inercia y es mucho por parte del trabajo de ellos", declaró.