Los especialistas de los hospitales Vithas en Andalucía ponen el foco en reducir la hipertensión arterial
El mejor tratamiento para esta patología es una buena prevención, la cual se consigue mediante un diagnóstico precoz basado en un sencillo procedimiento de medición, aunque en algunos casos son necesarias otras pruebas como el holter de presión arteria.
El próximo viernes 17 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, una fecha crucial para recordar la importancia de mantener bajo control uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de mil millones de personas en todo el mundo padecen de hipertensión arterial, y esta cifra sigue en aumento. Se estima que para el año 2025, el número de personas con hipertensión arterial superará los 1.500 millones.
La hipertensión arterial, comúnmente conocida como presión arterial alta, es una afección en la que la fuerza de la sangre contra las paredes de las arterias es demasiado alta. Si bien puede no presentar síntomas visibles, puede causar daño a largo plazo en los vasos sanguíneos y órganos vitales, como el corazón, los riñones, el cerebro y los ojos. Se trata, por tanto, de un importante factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca o enfermedad renal. Además, puede contribuir al desarrollo de otras condiciones de salud como la diabetes y la demencia.
Por todo ello, los hospitales Vithas en Andalucía a través del Instituto Cardiovascular Vithas, han reunido a algunos de sus principales especialistas en esta patología, para abordar, entre otras cuestiones, la importancia de un diagnóstico o detección tempana o la asociación con otros factores de riesgo tanto como la diabetes, obesidad, hipercolesterolemia , tabaquismo o enfermedad renal crónica.
En el caso del Hospital Vithas Málaga, el Dr. Markel Mancisidor, especialista de su Unidad de Cardiología, afirma que “la hipertensión arterial es un factor de riesgo cardiovascular, ya que supone una mayor resistencia para el corazón, el cual responde aumentando su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular puede acabar siendo perjudicial ya que puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias. Propicia la aterioesclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). En el peor de los casos, la hipertensión arterial puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación (aneurisma) o rotura, lo que inevitablemente causa la muerte”.
Por último, el cardiólogo nos recuerda que “el mejor tratamiento de la hipertensión es una buena prevención, la cual se consigue mediante el diagnóstico precoz, que se basa en un sencillo procedimiento de medición, aunque en algunos casos son necesarias otras pruebas como el holter de presión arterial”.
Si hablamos del diagnóstico, éste puede realizarse en la consulta médica o de forma ambulatoria. Se pueden usar dispositivos para medir la presión arterial durante 24 horas o el paciente puede tomar su propia presión por la mañana y por la noche durante al menos una semana.
“Es importante detectar tempranamente cualquier signo de daño en órganos vitales como el corazón, cerebro, riñones, vasos sanguíneos y retina, ya que esto puede afectar negativamente el pronóstico de los pacientes con presión arterial alta” recuerda la doctora María Pérez de la Blanca, especialista en medicina interna del Hospital Vithas Almería.
Una vez diagnosticado, el siguiente paso es conseguir un buen objetivo de control. En este punto la doctora Pérez de la Blanca insiste en que “el objetivo de control varía según la edad y fragilidad del paciente, así como sus riesgos cardiovasculares. En la mayoría de los pacientes de edades entre 18 a 70 años se recomienda reducir la presión arterial sistólica a 120/130 mmHg. En los pacientes de más de 70 años por lo general se recomienda por debajo de 140 mmHg y si lo tolera bien bajar a los 130 mmHg. En cuanto a la tensión arterial diastólica se recomienda por debajo de 80 mmHg en todos los casos, pero no inferior a 70. Es esencial llevar un estilo de vida saludable para controlar la presión arterial. Reducir la ingesta de sal, especialmente la oculta en alimentos procesados que puede llegar a ser el 80% de la sal consumida en el día. Otros cambios incluyen moderar el consumo de alcohol, aumentar el consumo de frutas y verduras, mantener un peso saludable y hacer ejercicio regularmente”.
Al respecto del ejercicio físico, el doctor Jorge Parra Ruiz, internista del Hospital Vithas Granada, insiste en que “aunque existe un buen número de estrategias terapéuticas para el
adecuado control de la TA, con frecuencia nos olvidamos de las estrategias no terapéuticas. Una de ellas es la práctica de ejercicio físico, de vital importancia no sólo para la prevención, sino también para el tratamiento. Todas las guías de práctica clínica recomiendan como una estrategia básica la práctica de ejercicio físico, siendo la mejor opción el ejercicio combinado aeróbico y de resistencia (de fuerza). De hecho, en el Hospital Vithas Granada, junto con la Cátedra ReceDXT de la Universidad de Granada, nos hemos propuesto promover la práctica de ejercicio físico como una parte más de cualquier tratamiento para la HTA”.
El propio Dr. Parra nos recuerda que “la práctica regular de ejercicio físico se traduce en una reducción de los valores de TA sistólica de 4,9 - 12 mmHg y de TA diastólica de 3,4 - 5,8 mmHg, valores similares a los alcanzados por algunos fármacos hipotensores, y con el beneficio asociado de evitar (o revertir) la sarcopenia, principal causa de dependencia física en los adultos”.
Por su parte, el doctor Rafael Franquelo, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Vithas Xanit Internacional, afirma que “la hipertensión arterial constituye hoy en día una enfermedad con una tasa alta de afectación en la población. Además, existe el agravante del envejecimiento poblacional en países occidentales, lo que hace que prácticamente la mayoría de la población senil precise tratamiento para evitar de complicaciones cardiovasculares asociadas a un mal control tensional”.
“De hecho -prosigue-, hoy día en la mayoría de la unidades de hipertensión y riesgo cardiovascular detectamos la asociación con otros factores de riesgo tanto clínicos como analíticos (diabetes, obesidad , hipercolesterolemia , tabaquismo o enfermedad renal crónica ), que finalmente condicionan un riesgo de sufrir un evento que a veces puede incluso tener compromiso vital, como se trata de Infarto de miocardio, ictus, enfermedad renal o arteriopatia periférica”.
Al hilo de la importancia de la prevención y el buen control de la hipertensión arterial, el Dr. Antonio Castro, cardiólogo del Hospital Vithas Sevilla, incide en que “el control de la hipertensión, así como la asistencia a la insuficiencia cardiaca es crucial; el 50% de los pacientes que sufren insuficiencia cardiaca tienen fracción de eyección preservada (el corazón se contrae bien) y de estos un porcentaje muy alto son secundarios a cardiopatía hipertensiva, o sea a una afectación del corazón por la hipertensión arterial”.
El especialista pone el foco en otro aspecto importante en cuanto a la incidencia de la hipertensión arterial: el género de sus pacientes. “Tenemos que destacar como, estos pacientes que son mayores y con más carga comorbilidades, son mujeres en una gran parte. Pero la brecha de genero también existe aquí, de forma inconsciente. De una parte, la mujer hasta el momento ha sido poco incluida en los ensayos clínicos y la propia manera de vivir la enfermedad de la mujer (cuidadora y “protegida” por su sexo, con síntomas
muchas veces “distintos a los del varón”) hacen que la prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares sea un reto. Una realidad que lleva a los equipos de cardiología a fomentar la prevención y la llamada a un mayor control por parte de las pacientes femeninas quienes muchas veces no son conscientes de que tienen una afección cardiaca hasta que esta está arraigada” concluye.