Conocemos el origen y los secretos de los camperos malagueños
En nuestro último programa de agosto, conocemos el origen y los secretos de los camperos que tanto nos gustan a los malagueños. Reportaje por Nahuel Briscek
En ocasiones, los malagueños encontramos la felicidad con cosas tan simples como una mordida de un bocadillo de lechuga, jamón cocido, tomate, queso, mayonesa y kétchup. Algo que parece tan sencillo y que, a priori, no tiene ninguna dificultad añadida es lo que en Málaga denominamos camperos. Si te acercas a cualquier restaurante de comida rápida lo más normal es encontrar en su carta, junto a perrito calientes o hamburguesas, un apartado dedicado a los camperos que, para quien no lo sepa, tiene su origen y solo se consumen en Málaga.
Hay que remontarse hasta los años 70 para empezar a contar la historia de este plato que tanto nos gusta. Con el boom de los estrenos de cine de las salas de cine abiertas, el plan perfecto en aquella época era ver una película y cenar en cualquier sitio degustando un bocadillo, un perrito caliente, una hamburguesa o un bocata marinero.
Tras haber disfrutado películas que hoy consideramos como históricas en el cine, en el número 55 de la calle Victoria de la capital abría sus puertas el 12 de octubre de 1977 Los Paninis.
Así a bote pronto, el nombre nos recuerda al sándwich con tomate y queso que se hace al horno y que puede tener jamón o atún. No obstante, en el local malagueño, arrancó la exitosa e imparable carrera del campero, algo de lo que muchos malagueños se identifican.
En los años 80, el éxito de los camperos fue tal, que los clientes empezaron a pedirlo en otros locales que, poco a poco, comenzaron a incluirlo en sus cartas y a añadir otros ingredientes. Con el paso de los tiempos, los camperos fueron apareciendo en los locales de comida rápida de toda la capital y en otros rincones de la provincia. Al empezar el siglo, la fiebre del campero fue disminuyendo y el plato fue asentándose en la gastronomía malagueña.
Con un mollete de pan, acompañado de lechuga, tomate y jamón, el malagueño ha encontrado la felicidad en un plato tan simple como diverso. La lista de ingredientes varía en función del tipo de campero que sea. Uno de estos bocadillos puede tener pollo o carne Showarma. Huevo frito o cocido. Bacon, atún, queso de cabra, cebolla (caramelizada o no), champiñones, zanahoria, maíz, remolacha, pepinillos, salsa roquefort, filete empanado o lomo adobado son varios de los complementos que acompañan al pan.
Hoy son más de 50 los sitios que hay para poder disfrutar de una degustación de este plato. Con solo buscar en google las palabras “camperos” y “Málaga” ya podremos encontrar una variedad de restaurantes donde este plato es protagonista. ¿Qué mejor manera que despedirse de Málaga que comiendo un campero?