Los hechos ocurrieron en una localidad de Granada cuando el detenido colocó en la parte posterior del vehículo un sistema compuesto por dos pequeños botes con gasolina que estaban unidos a varias cerillas asociadas a un simple sistema de ignición formado por una cuerda y un rascador.
La cuerda estaba unida a una rueda trasera del vehículo, de modo que al ponerse este en marcha, se tensaba y el rascador encendía las cerillas con la fricción mientras que la gasolina salía de los botes, según ha informado la Guardia Civil en una nota.
La víctima, una vecina de la misma localidad, utilizó el coche el pasado día 9 para llevar a su hija y tras recorrer unos metros notó un fuerte olor a cerillas quemadas y vio por el retrovisor que la parte trasera del vehículo estaba ardiendo.
Tras sofocar el incendio con extintores, denunció los hechos ante la Guardia Civil, que encontró en el coche restos de lo que podía ser un sistema de ignición, así como las botellas con gasolina sujetas con cinta adhesiva.
Los agentes centraron su investigación en un mecánico que en los últimos años había realizado varios trabajos de reparación al vehículo sin que hubiera logrado encontrar la avería.
Durante su declaración el hombre se derrumbó y reconoció que había sido él quien había intentado quemar el coche y que era la segunda vez que lo hacía, aunque la primera vez, el pasado mes de marzo, solo provocó en el coche daños de escasa consideración.
El detenido ha declarado que llevaba unos tres años intentando arreglar una avería del coche, al que colocó piezas de segunda mano que la víctima le proporcionaba porque no le dejaba poner piezas originales, motivo por el que la avería no se reparaba y él no podía cobrar su trabajo.
Después de tres años, esta situación le estaba "agobiando tanto" que ideó este sistema con la intención de causar daños al vehículo, pero no personales, según su testimonio.