¿Cuál es el pueblo de Almería con más encanto para visitar en invierno? Vota tu pueblo favorito

Alpujarra almeriense. Bastión del antiguo reino de Granada, destaca por el cultivo y la producción de su rico vino y por sus sendas que llevan al nacimiento del río Andarax. El agua es el elemento principal del pueblo, como lo demuestra la llamada ruta de los Pilares, con 16 históricas fuentes. En invierno, se pueden contemplar las magníficas cumbres de Sierra Nevada en todo su esplendor.

Centro del antiguo marquesado de Los Vélez destaca por el antiguo barrio morisco del Fatín. Entre sus platos típicos se pueden degustar las migas de harina, el choto a la pastoril o los gurullos con conejo. Desde allí se puede acceder al Parque Natural Sierra María-Los Vélez, repleto de hermosos paisajes y rutas de senderismo.

Dulce Alpujarra. La verde vega del río Andarax, donde el invierno es tiempo de manteca de cerdo y mantecados artesanos. Destilería de güisqui, ginebra y anís, además de sus vinos. Olor a chimenea de leña y a los chiscos de San Antón y San Sebastián. El sendero de las acequias. El legado morisco, las casas señoriales y los paisajes de postal.

Conocido como la 'Perla de los Filabres' y a las faldas del Calar Alto, Bacares es un pueblo tranquilo que se cubre de nieve en invierno. Entre sus encantos están su castillo con excelentes vistas de su paisaje y platos tradicionales como la olla de trigo, los gurullos con conejo, los roscos y su carne de membrillo. El 2 de febrero no hay que perderse el Día del Romero, en el que regresan a casa aquellos habitantes que emigraron a tierras catalanas y se celebra con una buena comida con productos de la comarca.

Valle del Almanzora. Localidad pionera en el turismo rural de la provincia, cuenta con alojamientos dotados de jacuzzi donde sumergirse y al tiempo en invierno ver por la ventana preciosos paisajes en ocasiones nevados. Rutas literarias por un pueblo que visitó Miguel de Cervantes. Embutidos caseros y repostería. Tranquilidad.

En la falda norte de Sierra Nevada. Se asienta sobre una colina en la vertiente norte del Parque Natural de Sierra Nevada. En invierno es verde de olivos, blanca de nieves y dorada de aceite. Su orografía invita a la práctica del turismo activo y la sencillez de su cocina atrae a viajeros del paladar. Cuenta con el área recreativa de La Roza, la zona de libre acampada en tienda más alta de toda Andalucía.

Situado en la ladera norte de la Sierra de los Filabres, atesora un gran patrimonio natural del que se puede disfrutar a través de sus senderos, destacando sus encinas milenarias. Desde su imponente castillo se puede contemplar unas espléndidas vistas del Valle del Almazora y de la Sierra de los Filabres. También es famoso por su oferta de embutidos y jamones curados en su frío invierno.

Alpujarra almeriense. Conocida por su uva de mesa y tierra de sorprendente biodiversidad animal y vegetal a los pies del Parque Nacional de Sierra Nevada. Un pueblo que contrasta la pizarra y el blanco de sus casas que recuerdan su pasado morisco y que se mantienen en un excelente estado de conservación. En invierno, en concreto el 16 de enero, no hay que perderse las hogueras en honor a San Antón.

Al norte de Sierra Alhamilla. Perteneciente a la asociación de Los Pueblos más Bonitos de España, propone el turismo activo para combatir el frío invierno. Con una vía verde accesible, que discurre por el antiguo trazado del tren minero y otras rutas de pequeño y gran recorrido para la práctica del senderismo y el cicloturismo.

Situado en la comarca del Alto Almanzora, ofrece diversos senderos que llevan a la Sierra de los Filabres, además de miradores frente al Valle del Almanzora. No podemos pasar por alto visitar su castillo del siglo XII o pasear por el puente para escuchar el arroyo del río Boloyunta. En invierno es bastante probable encontrarse con el pueblo bajo una bella manta de nieve.

Tierra de viñas y olivos y protagonista de la Paz de las Alpujarras. Cuenta con una red de miradores urbanos con unas estupendas vistas panorámicas de Sierra Nevada y la Sierra de Gádor. Entre sus platos típicos hay que degustar sus potajes de hinojos, trigo pelado y acelga, además de la fritada de conejo. Además de las hogueras de San Antón, en enero también se celebra las fiestas de San Antonio Abad, el día 17.

Levante almeriense. Conocido como 'la pequeña Cuenca' y rodeado por sus cuevas y kart de yesos. Este municipio atesora una gran tradición alfarera en el barrio de la Cantarerías. Uno de los platos tradicionales que hay que probar allí es el ajipán. Desde el mirador de sus casas colgantes se pueden apreciar unas estupendas vistas de su barranco. En febrero no hay que perderse su carnaval.

Localidad alpujarreña que ha apostado por un turismo de concienciación inspirado en la sostenibilidad, la economía circular, la agroecología, la música y el arte en la calle, las terapias alternativas, las energías renovables, la noche de los Candiles y el candil más grande del mundo. Un pueblo multipremiado por sus diversas iniciativas.

Situado en el Bajo Andarax, tiene en sus naranjos centenarios uno de los mayores atractivos turísticos durante la floración en primavera y la recolección en invierno de la variedad castellana de la que hay árboles que llegan a producir hasta 500 kg. En la foto, Nicolás Martínez frente a un ejemplar de su propiedad.

En la comarca del Río Nacimiento. Su propuesta turística abarca senderismo, casas rurales, escalada en rocódromo, multiaventura, paseos a caballo, Moros y Cristianos por San Sebastián, visitas diurnas y nocturnas al Observatorio Astronómico, así como actividades en la nieve del Calar Alto. Paisaje de balates construidos con la técnica de la piedra seca, frente al único castillo habitado actualmente en la provincia de Almería.