Madrid |
Este domingo las ciudadanas y ciudadanos del País Vasco están llamados a las urnas para depositar su voto y decidir a los diputados que conformarán el nuevo Parlamento Vasco durante los próximos cuatro años.
Sin embargo, hay electores que pueden decidir no apoyar a ninguna formación política o, directamente, no ejercer su derecho al sufragio. Esto puede ser por varios motivos:
Cuando alguien vota en blanco es que deposita su papeleta sin marcar ninguna opción. Es decir, el votante acude a votar, pero decide no elegir ninguna opción entre las disponibles. Estos votos se cuentan como válidos y se suman al total de votos emitidos.
La realidad es que esta opción beneficia a los partidos mayoritarios y perjudica a los minoritarios. Esto se debe a la Ley D´Hondt, el sistema electoral actual que utilizamos en España. Según esta ley, para repartir los escaños de forma proporcional al número de votos obtenidos, una candidatura debe obtener, como mínimo, el 3% del escrutinio para poder entrar en el reparto de escaños. De esta manera, al incluir los votos en blanco, una candidatura necesita más votos para lograr escaño.
Por otro lado, la abstención se produce cuando un ciudadano opta por no votar en las elecciones, ni por correo ni de forma presencial. Esta decisión solo afecta a los datos de participación, pero no repercute en el resultado electoral final.
Según establece el artículo 81 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, en el caso de que los componentes de la mesa electoral tengan dudas acerca de la identidad del votante, aún a pesar de la exhibición de los documentos identificativos, tienen que decidir entre ellos por mayoría si se acepta o no el voto del elector.