Este domingo, 23 de julio, alrededor de 37 millones de españoles han acudido a las urnas para celebrar las elecciones generales 2023. A la espera de conocer el voto por correo, por el momento la participación ha bajado cuatro puntos, con respecto a los comicios de 2019.
Está por ver, por tanto, si la abstención sube o baja y cómo puede afectar a los resultados electorales.
La abstención se produce cuando una persona que tiene derecho al voto decide no acudir a las urnas.
Por lo general, la abstención es lo que más preocupa a los partidos de izquierda, ya que, aunque a priori la abstención no beneficia a nadie, normalmente el electorado progresista es más propenso a no acudir a votar.
El sistema de cálculo proporcional utilizado en el sistema electoral español es la Ley d´hondt que establece que para obtener un escaño los partidos necesitan tener al menos un 3% de los votos válidos emitidos en cada circunscripción.
Según esta ley, las abstenciones de aquellos ciudadanos que no han acudido a votar no influyen en el recuento de votos. Esto supone que los ciudadanos que no han ejercido su derecho al voto no favorecen ni perjudican a ningún partido con su abstención.
El voto en blanco se produce cuando el sobre que se introduce en la urna está vacío, es decir, sin ninguna papeleta. Este tipo de voto sí se contabiliza para el reparto de escaños según la ley electoral española.