Cómo se contabilizan los votos en blanco en las elecciones generales
Algunos electores optan por introducir papeletas "en blanco" en sus sobres, que no aportan votos para ninguna formación pero que sí cuentan en el reparto de escaños.
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En las elecciones que tendrán lugar el próximo domingo, algunos electores optarán por votar "en blanco", para mostrar su descontento con los partidos existentes o para expresar su falta de afinidad con las formaciones que concurren a los comicios. Todos los sobres que se depositen vacíos en las urnas, o que no contengan las marcas necesarias - en las papeletas del Senado hay que marcar los nombres de los senadores que queremos escoger- se considerarán votos en "blanco": en este caso, un ciudadano ha ejercido su derecho al voto de manera intencional, aunque no ha querido ofrecer su apoyo a ninguna de las candidaturas.
Al contrario de lo que sucede con los votos "nulos" - aquellos que se presentan con alteraciones que vulneran las reglas -, los votos en blanco se consideran válidos, y por ello forman parte del conteo total del voto que afecta al reparto de escaños. Por lo tanto, su recuento es vital a la hora de conocer los resultados electorales.
¿Cómo se cuentan los votos en blanco?
Una vez que cierran los colegios electorales, los miembros de cada una de las mesas realizan un recuento provisional de los votos, abriendo los sobres y anotando el contenido de cada una de las urnas. Una vez terminado el recuento, los resultados quedan reflejados en un acta de escrutinio elaborada por la mesa: el acta refleja el número de electores designados en la mesa, así como el número de electores que, efectivamente, han ejercido su derecho al voto.
En este acta se reflejan también el número de interventores que han votado en la mesa, así como el número de votos nulos, el número de votos en blanco emitidos y, por supuesto, los votos obtenidos por cada candidatura. Cabe destacar que este acto de escrutinio es público, y en él puede estar presente cualquier ciudadano que lo desee, así como los interventores y apoderados de los partidos políticos.
Los votos en blanco serán contabilizados como tal, del mismo modo que los votos que se dirigen a cada una de las formaciones políticas. A nivel estadístico, los votos nulos se contabilizan - para calcular la participación -, pero no figuran en el total de votos a partir del que se realiza el reparto de escaños.
Si bien existe un criterio claro para determinar que un voto emitido es un "voto en blanco" - el sobre esta vacío o no presenta las marcas necesarias-, la decisión de declarar un voto nulo depende de la Mesa, que debe guiarse por el reglamento para determinar si un voto cumple o no las reglas. Aparte de si presenta mensajes o modificaciones, un voto será nulo si el sobre contiene papeletas de diferentes candidaturas, por ejemplo.
En las últimas elecciones generales, celebradas el 10 de noviembre de 2019, se emitieron 217.227 votos en blanco y 294.487 votos que se declararon nulos. Por otro lado, se registró una participación del 66,24 %: cerca de un tercio del electorado optó por la abstención.
¿Cómo afecta el voto en blanco a los resultados?
Aunque tanto los votos nulos como los votos en blanco aumentan las cifras de participación en las estadísticas del Ministerio de Interior, los nulos no son "válidos" y no computan en el reparto de escaños. Tal y como establece el método D'Hondt, solo pueden obtener escaños las candidaturas que, como mínimo, obtengan un 3% de los votos totales emitidos en una circunscripción. En este número total de votos emitidos no cuentan los votos nulos, pero sí los votos en blanco.
Debido a esto, se suele decir que los votos en blanco perjudican a las formaciones políticas más pequeñas, pues la emisión de estos votos aumentan el número de votos necesarios para alcanzar ese 3%; imprescindible para obtener representación parlamentaria.