Quién elige al presidente de Estados Unidos
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos se llevan a cabo cada cuatro años y están regidas por un proceso electoral que combina el voto popular y el Colegio Electoral.
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Madrid |
Este 5 de noviembre, el pulso democrático en Estados Unidos se hará sentir una vez más, marcando el comienzo de una nueva era electoral. En esta ocasión, la actual vicepresidenta Kamala Harris, representando al Partido Demócrata, se enfrenta al expresidente Donald Trump, candidato del Partido Republicano, en unas elecciones que prometen tener un impacto significativo, tanto a nivel nacional como internacional.
Sin embargo, detrás de esta contienda se encuentra un sistema electoral que, a menudo, resulta complejo y poco comprendido, y que determina cómo se elige al líder de la principal economía del mundo.
A diferencia de un sencillo voto popular, el camino hacia la presidencia transcurre a través del enigmático Colegio Electoral. Este mecanismo, que no existe como un lugar físico, es un proceso esencial de selección. Cada estado tiene asignados electores en función de su población, alcanzando un total de 538 electores.
Se trata de un sistema particular donde el valor de cada voto puede variar según la ubicación geográfica. A medida que los ciudadanos se preparan para hacer escuchar su voz, resulta fundamental comprender el funcionamiento de este sistema que, para muchos, sigue siendo un misterio.
El Colegio Electoral: orígenes y funcionamiento en el sistema democrático de Estados Unidos
El Colegio Electoral, una de las características más singulares del sistema electoral estadounidense, fue establecido en la Constitución de Estados Unidos, redactada en 1787 y en vigencia desde el 4 de marzo de 1789, como un compromiso entre las distintas visiones sobre cómo debería elegirse al presidente.
De acuerdo con la información publicada por la Comisión Electoral Federal (FEC) fue un compromiso entre quienes querían la elección popular del presidente y quienes preferían una selección por el Congreso. También pretendía equilibrar los intereses de los Estados individuales con el interés nacional.
En particular, la creación del Colegio Electoral en 1787 fue una respuesta a las limitaciones prácticas de la época, donde realizar una votación popular era poco funcional debido a la falta de métodos de comunicación fiables y accesibles. Además, el contexto social y político de aquellos tiempos, incluido el sistema de esclavitud, influyó en la decisión de designar electores, ya que permitía a los estados del sur, con grandes poblaciones de esclavos que no podían votar, contar con una mayor influencia en el proceso electoral.
Cada estado de la unión tiene asignado un número de electores que corresponde al total de senadores y representantes que posee en el Congreso. En total, existen 538 electores, de los cuales 435 provienen de la Cámara de Representantes, 100 del Senado y tres son asignados a la capital del país, Washington, D.C. Para que un candidato sea elegido presidente, necesita obtener, al menos, 270 votos electorales, un umbral que ha variado a lo largo de la historia. Por ejemplo, en la época de Lincoln, solo eran necesarios 180 votos, y él fue el único candidato respaldado exclusivamente por electores de los estados del norte.
Los electores: estructura y proceso del Colegio Electoral
Los electores que conforman el Colegio Electoral son elegidos por los partidos políticos antes de las elecciones, y el proceso puede variar de un estado a otro, según indican los informes del Gobierno de Estados Unidos.
La selección de los electores ocurre en dos fases. Primero, los partidos eligen a los electores que aparecerán en la boleta electoral. Esta elección se realiza en convenciones estatales, donde se seleccionan a los electores según su fidelidad al partido y su compromiso con sus principios.
En segundo lugar, el día de las elecciones, los ciudadanos votan, lo que a su vez determina qué electores de su estado serán elegidos. Según los Archivos Nacionales de Estados Unidos, el voto de cada persona se traduce en una elección de electores que representarán al estado en el Colegio Electoral.
Cada estado tiene un número específico de electores, que se basa en su representación en el Congreso. Esto incluye dos senadores (ya que cada estado tiene dos) y un número de representantes que depende de la población del estado. Por ejemplo, Arizona tiene nueve representantes, lo que le da un total de once electores: dos por sus senadores y nueve por sus representantes.
Después de que los votantes emiten sus votos, se realiza un conteo a nivel estatal. En la mayoría de los estados, el sistema se basa en el principio de "Winner-Takes-All", donde el candidato que obtiene la mayoría de votos se lleva todos los votos electorales del estado. Aunque los resultados preliminares se anuncian la noche de las elecciones, la confirmación final se lleva a cabo en diciembre, cuando los electores se reúnen en sus respectivos estados para votar oficialmente.
Este sistema electoral no solo busca reflejar la voluntad del pueblo, sino que también asegura que se equilibren los intereses de todos los estados, un objetivo que se remonta a la creación de la Constitución del país.
Cómo y quién elige al presidente de Estados Unidos
Cada estado recibe un número de votos electorales que corresponde a la combinación de sus senadores y representantes en el Congreso. Esto significa que estados más poblados, como California, tienen una mayor cantidad de electores, mientras que los menos poblados tienen el mínimo.
Esta asignación permite que las voces de todos los estados sean escuchadas en el proceso electoral, aunque con variaciones en su peso. Por ejemplo, mientras que California cuenta con 54 electores, Wyoming solo tiene tres, lo que genera un desequilibrio en el peso de cada voto en el Colegio Electoral.
En el día de las elecciones, los ciudadanos votan por los candidatos a presidentes, pero en realidad están eligiendo a los electores que representarán a su estado en el Colegio Electoral. Este proceso, que se lleva a cabo en dos fases —la selección de electores por parte de los partidos y la votación ciudadana— asegura que los electores reflejen la voluntad del pueblo. En la mayoría de los estados, el sistema de "winner-takes-all" asigna todos los votos electorales al candidato que recibe la mayor cantidad de votos, lo que enfatiza la importancia de la participación en estados competitivos.
Por lo tanto, el presidente de Estados Unidos es elegido indirectamente por los ciudadanos a través de un sistema de electores, que se basa en el número de senadores y representantes que tiene cada estado en el Congreso. En caso de que ningún candidato alcance los 270 votos electorales necesarios, la decisión recae en la Cámara de Representantes, donde cada estado tiene un voto.
Ventajas y desventajas del sistema electoral de Estados Unidos
El sistema electoral de Estados Unidos presenta una serie de ventajas y desventajas que son objeto de debate entre expertos.
Una de las principales ventajas es que asegura que los estados más pequeños mantengan relevancia en las elecciones. Esto es similar a cómo, en España, provincias como Soria, a pesar de ser menos pobladas, tienen representación en el Congreso, lo que fomenta la atención de los candidatos hacia todas las regiones del país. Además, el enfoque en estados indecisos permite que los candidatos concentren sus esfuerzos en áreas donde realmente pueden marcar la diferencia, simplificando también los recuentos en caso de resultados ajustados.
Por otro lado, este sistema no está exento de críticas. Una de las desventajas más notorias es la posibilidad de que el ganador del voto popular no sea el elegido presidente, como ocurrió en 2016 con Donald Trump, que recibió 2,9 millones de votos menos que Hillary Clinton. Esto genera un sentimiento de desilusión entre algunos votantes, ya que pueden percibir que su voto individual tiene poco peso en el resultado final.
Además, el hecho de que algunos estados indecisos tengan una influencia desproporcionada sobre el resultado electoral ha suscitado cuestionamientos sobre la equidad del sistema. A pesar de los argumentos a favor y en contra, cualquier cambio en este sistema requeriría una enmienda constitucional.