Nadal debuta en Brisbane ante Thiem
Este martes, 2 de enero, se produce el esperado regreso de Rafa Nadal después de casi un año apartado de las pistas. Será en el penúltimo turno del orden de juego del torneo de Brisbane contra Dominic Thiem.
El tenista español Rafa Nadal vuelve a la acción con el nuevo año después de una temporada en blanco y bajo el aviso de que el 2024 puede ser su despedida profesional, palabras mayores por tratarse probablemente del mejor deportista español de la historia.
El 2024 que acaba de empezar será un año cargado como siempre del mejor deporte, de grandes citas como los Juegos Olímpicos de París en verano, pero para el aficionado español tiene una importancia especial y singular por el sentimiento encontrado de que en cada paso que dé Nadal puede estar implícita una despedida.
Un deportista sin parangón a nivel nacional por sus victorias, por la épica, el sacrificio, la entrega y la dedicación durante más de 20 años para tratar de ser el mejor. Un saco de actuaciones para el recuerdo, de grandes conquistas, de garra ante la adversidad, de mentalidad ganadora, forjadas a base de dura rutina hasta convertirse en uno de los mejores deportistas de la historia.
Brisbane es el punto de partida, el regreso del campeón de 22 'grandes' tras su derrota en segunda ronda del Abierto de Australia el pasado 18 de enero, aquejado ya de una lesión en el músculo del psoas ilíaco en su pierna izquierda. Nadal, de 37 años y acostumbrado pero también cansado de lidiar con el dolor, se encontró con el órdago de su cuerpo después de un 2022 titánico.
Nadal busca alargar su carrera al máximo
Desde Melbournse, el de Manacor fue sumando semanas, meses de recuperación, hasta pasar por quirófano y pensar ya en un 2024 que arranca precisamente en Australia. No es la primera vez que el balear tiene que machacarse en el gimnasio y en las pistas de entrenamiento para volver a competir, por culpa de las rodillas, la espalda, el abdomen, la muñeca o una lesión crónica en el pie.
El tenista español ha tratado de dosificar el calendario en los últimos años, seleccionar los torneos y alargar su carrera al máximo. Sin embargo, el desafío y el peaje de lesionarse, empezar de cero y no ser capaz de pillar ritmo de competición, han ido mermando un cuerpo herido y una cabeza cansada pese a ser privilegiada.
Un año sin competir
Nadal, padre por primera vez en octubre de 2022, fue capaz de seguir ganando, como el Roland Garros de aquel año con el pie dormido por inyecciones, pero su día a día dejó de ser disfrutar del tenis. Así, el pasado 18 de mayo, el de Manacor anunció un "punto y aparte" para darse la oportunidad de despedirse en las pistas.
Casi un año después, el rey de la tierra regresa como número 672 del mundo, con una escala en Brisbane antes del Abierto de Australia. Tras un año sin competir, sin duda Nadal piensa ir partido a partido, con el deseo de recibir buenas sensaciones de su cuerpo y no tener ningún contratiempo: otra lesión sería fatal. Sin duda, el estado físico semana a semana marcará su calendario 2024.
Lo que no arriesgará seguro el balear es la gira europea sobre tierra en primavera. La arcilla donde nació y creció su leyenda espera al de Manacor con los brazos abiertos: Montecarlo, Barcelona, Madrid, Roma y París. El domingo 9 de junio, final de Roland Garros, un sueño aún lejano, la 15ª Copa de los Mosqueteros, pero en esta historia del regreso todo puede pasar con Rafa Nadal.
Falta poco para que las dudas se empiecen a despejar o para que se acumulen. El campeón de 92 torneos, más de 1.000 victorias, más de 20 años de profesional, se adentra en "terreno inexplorado". La inactividad preocupa al exnúmero uno del mundo, así como la dificultad que pueda tener para encontrar el ritmo que dan las victorias, teniendo en cuenta que no será cabeza de serie y podrá encontrarse con rivales importantes ya en las primeras rondas.
Nadal siempre supo disfrutar de las pequeñas batallas y volver a competir ya lo da por bueno. Ahora, quiere disfrutar de nuevo, celebrar con el puño los puntos ganadores que llevan su firma, gritar el 'vamos' y, si todo va bien, volver a morder trofeos en un 2024 que además es olímpico: París 2024, en 'su' Philippe Chatrier.