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Era un partido de ilusión, histórico y de muchísimas ganas para todo el sevillismo, que quería llevar a lo más alto el nuevo proyecto de Julen Lopetegui. Sin embargo, en el minuto 3 Diego Carlos cometió un penalti innecesario, que llevó los nervios al Nervión, Lukaku se encargó de transformarlo y adelantar a los interistas.
Sin embargo, los de Lopetegui no se arrugaron. Como bien dice su himno, "dicen que nunca se rinde..."... Por eso, en el minuto 11, llegó la igualada. Suso centró con la zurda desde la banda derecha y De Jong, con un excelente cabezazo, igualó el encuentro. dando esperanzas al Sevilla.
Entró entonces el encuentro en una constante búsqueda de fase de control. Incluso podría decirse que de intercambio de golpes. Prueba de ello, es que en el minuto 33, el Sevilla se puso por delante en el marcador gracias a otro cabezazo de Luke De Jong. Pero lo más increíble de todo fue la reacción del Inter, ya que apenas un minuto después, Godín cabeceó a la red una jugada a balón parado del Inter. Y así llegamos al descanso.
De cara a la segunda parte, los equipos prefirieron salir ordenados y sin apenas sufrir riesgos. Por eso, se repitieron los toques.
Eso sí, al final el equipo de Lopetegui cumplió su sueño y demostró por qué es el Rey de esta competición, en la que ha ganado a Middlesbrough, Espanyol, Benfica, Dnirpo, Liverpool e Inter de Milán en las fina. En el minuto 73, otra jugada a balón parado que botó Banega, y tras un despeje de la defensa, Diego Carlos remató de tijera, su disparo tocó el pire de Lukaku y el balón se fue al fondo de la portería.
El Inter lo siguió intentando y de hecho estuvo muy cerca de conseguirlo. Una jugada del Inter acabó con un disparo de Alexis Sánchez, que Koundé sacó prácticamente con el pie en la línea de gol, demostrando así el Sevilla que para ganar una final hay que saber sufrir.
Finalmente, el sueño se hizo realidad y el Sevilla se proclamó campeón de la Europa League por sexta vez en su historia.