Poco juego y ningún gol en Zorrilla
El encuentro entre los recién ascendidos, Real Valladolid y Leganés, terminó sin goles, producto al poco juego que se pudo ver, sobre todo, por parte de los madrileños porque los locales mostraron más iniciativa en ataque en algunos momentos.
El encuentro entre los recién ascendidos, Real Valladolid y Leganés, terminó sin goles, producto al poco juego que se pudo ver, sobre todo, por parte de los madrileños porque los locales mostraron más iniciativa en ataque en algunos momentos.
Con diversos cambios en una y otra escuadra, saltaron los dos equipos que el pasado año jugaron en segunda, al césped del Zorrilla; cuatro en las filas locales y cinco en las visitantes respecto a la anterior jornada, con el objetivo de sumar tres puntos ante un rival directo.
Por eso se pudo ver una lucha sin cuartel, desde el inicio, por la posesión del balón; ambos equipos presionaban, tras pérdida, para no ceder terreno al contrario. Ya en el minuto 1, los locales estuvieron a punto de inaugurar el marcador, pero Amath remató a la derecha de la portería de Juan Soriano.
El terreno de juego parecía un tablero de ajedrez, con jugadas largas que terminaban sin llegadas, posiciones muy estudiadas, poca acción y menos espectáculo. Ninguno quería cometer un error fatídico que diera ventaja al otro.
Había demasiadas dudas... y bastante miedo. Más protagonismo de la defensa y nulos ataques. De hecho, en 25 minutos, no se había producido ningún tiro a puerta. El aburrimiento lo trataba de paliar la grada, con cánticos continuos de apoyo para impulsar a su equipo.
Pero no ocurría nada. Demasiado control sobre el esférico, poca intensidad y mucha falta de mordiente ofensiva que hacían escasas las incursiones al área pequeña. En una de esas, Moro estrellaba la pelota en el larguero, tras un primer remate fallido de Amath.
Aunque, de haber entrado entre los tres palos, no habría subido al marcador, puesto que el remate se produjo en fuera de juego. Al menos, esa llegada dio cierta energía a los locales, que volvieron a intentar obtener ventaja a través de un disparo de Amallah, muy flojo y sin peligro.
La igualdad era máxima, con la balanza a la espera de un detalle que la decantase hacia algún lado, porque aunque el Real Valladolid creó más inquietud, el Leganés estaba agazapado, defendiendo bien y aguardando su momento, aunque este no llegó.
Así, ante esa falta de juego, esa poca acción en ataque, y escasísima velocidad, finalizó la primera mitad con el mismo marcador inicial. Se hacía absolutamente necesario empujar más en la segunda parte, y con esa intención salieron los de Pezzolano.
Moro se erigió como protagonista, y gracias a su capacidad de desborde empezó a crear serio peligro a la defensa del conjunto pepinero, pero sus internadas no hallaron recompensa.
Al menos se sentía más entusiasmo y ahínco en las filas vallisoletanas que, con los cambios, empezaron a buscar con más intencionalidad el área de los madrileños. De hecho, el recién incorporado Meseguer, fallaba la ocasión más clara del choque.
Solo, en la frontal del área, no fue capaz de rematar con efectividad, y su disparo terminó en las gradas, ante la decepción de los aficionados blanquivioletas, que ya cantaban el gol.
El Leganés también había realizado varios cambios, para tratar de mantener, al menos, el punto logrado hasta el momento. Y tuvo que emplearse a fondo, porque el cuadro blanquivioleta echó el resto en los compases finales.
Latasa, inscrito "in extremis" y debutante, pidió el protagonismo, pero sus remates no tuvieron el premio deseado. Mientras, los leganenses luchaban por sorprender en los últimos minutos, sin conseguirlo tampoco. Por tanto, el partido terminó con ese 0-0 y reparto de puntos.