Marcelino, que el domingo se estrenará en el estadio de la Cerámica ante el Osasuna, pasó su primera prueba de fuego por los pelos con un equipo mermado por las bajas pero ante un contrincante copero tres categorías por debajo de él que se evidenciaron a lo largo de los 120 minutos en la estrategia de juego de uno y otro pero no tanto en el resultado.
El club rojiblanco se atrincheró en su área, en la que el Villarreal no le dio tregua. El dominio absoluto del juego por parte de los amarillos sirvió para crear en la primera parte algunas oportunidades de gol, aunque no lo suficientemente claras como para superar la muralla zamorana.
Pero en los primeros minutos del segundo tiempo parecía más cerca la oportunidad de gol amarilla, en un saque a balón parado, el esférico le llegó a Etxaburu que pegó un cabezazo a más de diez metros de la portería para sorprender a Reina por el palo derecho y poner la eliminatoria patas arriba.
Los visitantes, con el refresco de Gerard y Capoue primero y con Akhomach, llevaron la presión al conjunto local al máximo. Y cuando el Zamora ya casi tocaba la victoria con los dedos, Morales aprovechó un rechace en el minuto 88 para doblegar con un disparo cruzado a Fermín.
Con el encuentro en tablas, el submarino amarillo continuó en el nivel de flotación del área local, que volvió a dar resultados a los seis minutos de la prórroga, cuando llegó la tranquilidad en una jugada por el interior de la banda derecha que remató bajo los palos Morales para lograr el pase a la ronda de dieciseisavos.