Getafe y Las Palmas firman tablas tras una lluvia de goles en un partidazo en el Coliseum
Getafe y Las Palmas han protagonizado un partidazo bajo la lluvia en el Coliseum que ha acabado con empate a tres goles.
En medio de un aguacero que inundó el Coliseum durante la primera parte, Getafe y Las Palmas empataron 3-3 entre una lluvia de goles con la que ambos equipos se anularon en su objetivo de engancharse a la pelea por jugar la próxima temporada en Europa.
Tanto para los hombres de Bordalás como para los de García Pimienta el duelo era decisivo para definir los objetivos finales de ambos equipos este curso. Aunque la permanencia no es matemática, salvo sorpresa, es un hecho para los dos. Objetivo cumplido. Europa, sin embargo, antes del pitido inicial, aún estaba a una distancia considerable: a ocho unidades de distancia del conjunto azulón y a seis del canario.
Por eso, una derrota, sobre todo para el Getafe, podría ser definitiva en la pelea continental. Y acabar las últimas jornadas en tierra de nadie, no es plato de buen gusto. Por eso, el choque era trascendental para ambos.
Bordalás regresó al 4-4-2 después de su experimento fallido en Montjuic. Cayó 4-0 frente al Barcelona con cinco centrocampistas y un solo delantero. Cambió para devolver al Getafe su identidad. Jaime Mata volvió para jugar arriba y apareció Carmona en el lateral derecho para sustituir a Juan Iglesias.
García Pimienta hizo más cambios. Araujo sustituyó al sancionado Álex Suárez y Munir, Perrone, Moleiro y Sandro aparecieron en la alineación. No funcionaron. Tal vez la culpa la tuvo el aguacero que cayó sobre Getafe antes del choque y durante buena parte del primer acto. Las Palmas, poco habituado a climas desapacibles, se vio superado desde el primer instante por un rival que mordió rápido para encarrilar el partido.
Muy pronto, a los diez minutos, Jaime Mata dio en a diana. No desaprovechó una asistencia de Diego Rico para marcar tras acomodarse la pelota dentro del área con el pecho ante la permisividad de la zaga canaria. Y, casi inmediatamente, fue Greenwood quien aprovechó otro pase de gol de Diego Rico para batir a Vallés en un mano a mano.
El curso de Diego Rico no puede pasar desapercibido. Con esas dos asistencias llegó a las siete en toda la temporada. Igualó a Yan Couto y a Savio (Girona) y Kroos (Real Madrid). Sólo Álex Baena (Villarreal), ha dado, con ocho, más asistencias que nadie en toda la Liga.
Las Palmas, completamente superado por una salida estratosférica del Getafe, necesitó mucho tiempo para acomodarse sobre el mojado césped del Coliseum. Pero poco a poco, consiguió hacer su juego. Durante algunos minutos impuso su estilo y Sandro aprovechó esa ventana para reducir distancias con un zapatazo espectacular desde fuera del área.
El primer gol de Sandro en la presenta campaña no descolocó al Getafe. Al revés. Volvió a ponerse las pilas y acabó con el atrevimiento de su rival, que volvió a encajar un tanto que pintaba a definitivo justo antes del descanso. Tras un centro desde la banda izquierda de Jaime Mata, Maksimovic cabeceó a la red el tercero de su equipo que debía sentenciar a Las Palmas.
Sin embargo, los hombres de García Pimienta no tiraron la toalla. En la reanudación recuperaron sus mejores sensaciones del acto inicial y en el primer cuarto de hora igualaron el encuentro con los aciertos de Sergi Cardona y de Munir. Las Palmas reinó en un correcalles y después tomó el control de la pelota para poner contra las cuerdas a su rival.
Su juego se hizo mucho más reconocible. Las Palmas se convirtió en Las Palmas y el Getafe tembló con un disparo de Sandro al larguero que podría haber hundido definitivamente al combinado azulón. Sin embargo, la pelota no entró y todo quedó abierto en el tramo final, en el que Borja Mayoral dejó el partido con una lesión preocupante en su rodilla izquierda y Jaime Mata rozó el 4-3 con un zapatazo que dio en el larguero.
Nadie dio en la diana y todo quedó como empezó. El empate no dejó satisfecho a nadie. El Getafe y Las Palmas sumaron un punto, pero dieron un paso hacia delante para empezar a pensar que posiblemente no pelearán por nada en el último tramo del curso.