En un Rod Laver Arena abarrotado para estar junto al principal ídolo del tenis australiano moderno, Hewitt batalló como es habitual en él, pero no pudo salir airoso de la 'batalla' con Ferrer que había anunciado. El jugador 'aussie', de 34 años, trataba de alargar su vigésimo Abierto australiano. De hecho era el único jugador local en activo que había derrotado al español en un Gran Slam (en Wimbledon 2006).
Pero Ferrer, semifinalista en Australia en 2011, fue demasiado para el actual 308 de la clasificación mundial. El de Jávea no pierde en segunda ronda en este 'grande' desde que cayó en 2010 ante el chipriota Marcos Baghdatis.
Tras romper por primera vez en servicio de Hewitt en el quinto juego, Ferrer encarriló el partido y se apuntó las dos mangas iniciales por 6-2 y 6-4, y tuvo a su favor la tercera, pero en el sexto el australiano le arrebató el saque para firmar el 3-3 y volver a entrar en el choque.
Hewitt, absolutamente apoyado por el público de Melbourne, se motivó punto a punto. Cerró el puño y celebró cada triunfo parcial que consiguió. Pero la reacción de David Ferrer no se hizo esperar y de inmediato restableció su ventaja para no perderla y sellar la victoria por 6-4.
El australiano, que fue número uno mundial con veinte años y con dos títulos de Grand Slam, nunca se rindió y se fajó como un auténtico luchador. No podía ser de otra forma para el héroe 'aussie', que tuvo una emotiva despedida ante un estadio puesto en pie.