La oculta excelencia del Real Madrid
Todo son elogios y buenas palabras al juego desplegado por el Real Madrid esta temporada. Con razón. Si nos atenemos exclusivamente a los resultados, 30 victorias consecutivas, los argumentos aumentan exponencialmente.
Las luces de las estrellas llamadas Rudy Fernández, Sergio Rodríguez, Sergio Llull y Mirotic ensombrecen a una serie de jugadores cuya excelencia queda oculta bajo los focos. Lo más importante para el colectivo merengue es que a hombres de la talla de Felipe Reyes, Draper, Slaughter o Bouroussis, estar en la sombra les agrada. He ahí la esencia del éxito del Real Madrid.
Si eres aficionado al baloncesto, no te quitaré tiempo leyendo cuestiones que ya sabes. El talento de los jugadores antes mencionados es de sobra conocido. Todos los seguidores del Real Madrid quieren comprarse la camiseta de Rudy, hacerse una foto con Llull o que Mirotic no dé el salto a la NBA. Les recomiendo que hagan lo mismo con Felipe Reyes (quién no se rinde ante su capacidad de aprendizaje y mejora diaria), Draper, Slaughter… Sin ellos, éste Real Madrid no rendiría como lo está haciendo. Dejando al margen al capitán blanco, digno de estudio su influencia en los partidos, me centraré en dos personajes que son fundamentales en el organigrama merengue: Draper y Slaughter.
A Marcus Slaughter le definió Pablo Laso como el mejor defensor de Europa. Órdago a la grande, a pares y a juego. No pierde Laso. No es un farol pues tiene cartas en la mano. Slaughter se caracteriza por ser ntenso, generoso, realizando ayudas a todos sus compañeros, no eludiendo el contacto y es rápido incluso cuando se queda emparejado con el base rival. No le importa cuántos minutos juegue ni cuando sean. Tiene enorme ascendencia dentro del vestuario por su forma de ser y por su trabajo diario. Cuando él está en pista acompañando a Felipe Reyes, la dinámica defensiva del equipo cambia radicalmente. Y a partir de la fortaleza defensiva brillan más las estrellas.
El caso de Draper es para enseñar a los más pequeños. Jugador de equipo. Clase tiene a raudales (que se lo cuenten al Estudiantes cuando les eliminó en la Eurocup cuando jugaba en el Cedevita). Es inteligente y explosivo. Ha sabido adaptar su juego al Real Madrid. Puede anotar 20 puntos por partido pero ese no es su rol. Si hiciera falta, anotaría pero aporta otras facetas imprescindibles. Siempre sale en el tercer cuarto. Siempre con una sonrisa. No discute ser el tercer base. Pablo Laso ha llegado a jugar alguna vez con los tres pequeños en pista. Puro deleite. Sacrifica su beneficio personal por el bien colectivo. Está rodeado de figuras, con lo bueno y malo que ello conlleva, y es respetado por sus compañeros. Saben que sería una estrella en cualquier otro lugar. Pablo Laso el primero.
30 victorias consecutivas. La más exigente ha sido la última ante el Bayern. Brillante equipo el que dirige Pesic. Enorme partido el vivido en el Palacio de los Deportes. Difícilmente superable. En el Real Madrid no se paran en los elogios recibidos. Debilitan si no se gestionan adecuadamente. Son necesarios. Tanto como considerar que existe margen de mejora en un colectivo que aspira a hacer Historia. Eso son palabras mayores y en el camino aún debe encontrar múltiples trampas y hoyos escondidos. Sus rivales serán como topos. Tan difíciles de ver y anticipar que tendrán que mantener su voracidad. Habrá días en los que las estrellas no brillen y será entonces cuando la oculta excelencia del Real Madrid se revele.