La leyenda del indomable
Las nuevas tecnologías, imprescindibles hoy en día, causan estragos. En el momento más inoportuno, cuando más las necesitas, te fallan. Ante ésta dificultad, lo mejor es mantener la calma, tener paciencia y no lanzar el ordenador por los aires fruto de la desesperación y frustración. Problemas éstos que han impedido al "Sexto Hombre" explayarse a gusto sobre la Copa del Rey.
Sirva este comienzo, lejos de ser una excusa, como hilo conductor a lo sucedido este domingo en Barcelona. Las nuevas tecnologías fueron los jugadores y técnicos del Real Madrid quienes, en los últimos años, fallaban en el momento menos adecuado y ante el mismo obstáculo llamado Barcelona. Pero como si de Paul Newman en "La leyenda del indomable" se tratara, la tozudez de algunos y la paciencia y compresión de otros han elevado al Real Madrid al Olimpo. Y con él, al más tozudo de todos: Sergio Llull. En Barcelona, el menorquín ha comenzado a escribir su propia leyenda. La leyenda de un jugador indomable.
El domingo 19 de febrero, a las 8 de la tarde, hubo un triunfador absoluto sobre el parquet del Palau Sant Jordi: el baloncesto. La propuesta de Pablo Laso y su renovado, en ilusión y formas, Real Madrid es necesaria e incluso imprescindible para nuestro baloncesto. Y más en los tiempos de dudas que corren. Es el nombre propio de la Copa del Rey: ba-lon-ces-to. Hacía mucho tiempo que no veía a un equipo jugar con la intensidad, la agresividad, la seguridad y la alegría con la que lo hizo el Real Madrid en la final ante el Barcelona. El último equipo en hacerlo fue en el Imperio del Sol allá por 2006.
Es injusto personificar el título copero merengue. Al hacerlo obvio aspectos colectivos fundamentales sin los cuales la exhibición defensiva y ofensiva del Real Madrid
Pablo Laso, discutido no hace muchos días tras el varapalo europeo en Bilbao, ha logrado convencer a sus pupilos de algo tan sencillo de decir como difícil de lograr: creer que eres bueno. No una creencia vaga, basada en absurdas y vacuas palabras. A través de los hechos diarios, del enriquecimiento táctico y técnico. Y del continuo diálogo. Breve pero intenso pues no son necesarias cinco horas con Pablo. Laso trabaja con discreción, sin hacer ruido ni dentro ni fuera de la sección. Sirva como ejemplo la crítica que pude leer y escuchar en torno a los pocos minutos de los que disfrutaba en muchos partidos Serge Ibaka. Pablo sabía que el impacto de Serge era pasajero y no quería que hombres hasta entonces dubitativos como Tomic y Begic se hundieran. Nada de pan para hoy y hambre para mañana. Begic hizo su mejor partido con el Real Madrid en la final.
¿Qué decir de Sergio Llull que no hayas leído ya? Un simple detalle que, ahora que es el "jugón" y estandarte blanco, viene a cuento. "El sexto hombre" gusta de ver la salida de los jugadores por el túnel de vestuarios media hora antes del partido. Una frase me quedó grabada: "hoy la vamos a liar, tío". Muestra la seguridad y voluntad inicial, el convencimiento. Desde el principio Llull salió mandando, seguro de lo que tenía que hacer en cada momento. Nunca dudó. Su grado de
El ordenador ha vuelto a funcionar. Problema resuelto con paciencia y persistencia. El 8 de febrero, en Bilbao, el Real Madrid sufrió "el efecto Miribilla" y la computadora procesó el varapalo recibido. El técnico Pablo Laso suministró durante días la información necesaria para que no se repitiera el colapso informático. Esa información fue procesada, interpretada y transferida. Se mantuvo la calma, hubo paciencia y, sobre todo, persistencia. Sergio Llull en el papel de Luke, Pablo Laso en el de Dragline. Una apuesta y al final de la película, un título. La leyenda del indomable.