España consiguió la medalla de bronce en el campeonato de Europa al derrotar a la de Bielorrusia por 58-74, gracias a una eficaz defensa y a la anotación de Alba Torrens (25 puntos), Marta Xargay (19) y Astou N'Dour (18).
El buen inicio de Bielorrusia (4-0, min.1) propiciado por su acierto en el tiro y su dominio de los rebotes, amén del poco acierto en los lanzamientos de las jugadoras españolas, fue una contante a lo largo del primer cuarto. Ziuzkova, con dos triples sin fallo (16-9, min.5), sentó las primeras diferencias para las bielorrusas, que dominaron ambas canastas (17-8 en rebotes), con Leuchanka como bastión casi inaccesible para las españolas.
El 18-12 del final del primer periodo reflejó a la perfección el poco acierto del equipo español. Un 0-9 de salida para España (18-21) en apenas dos minutos supuso un gran cambio en el escenario del partido. Marta Xargay, desde el tiro, aportó confianza al equipo, y también la defensa de Laura Gil sobre Leuchanka. Bielorrusia perdió parte de su efectividad y la defensa española comenzó a ajustar su presión sobre el rival.
Pese a algunos altibajos, el equipo español dominó el cuarto con solvencia y se fue a los vestuarios con ventaja por 30-34, después de un parcial en los segundos diez minutos de 12-22 que constató el giro dado al partido. El intercambio de canastas de los primeros minutos del tercer cuarto favoreció a Bielorrusia, que intentó poner cerco al equipo español manteniéndose a un solo punto de diferencia (43-44, min.25). Pero la defensa española comenzó a dar réditos y un 43-50 supuso la máxima ventaja española hasta ese momento.
El cansancio de todas las jugadoras y el carácter de las españolas comenzó a marcar diferencias y España se puso en disposición de romper el partido, finalizando el periodo con 44-55. Las jugadoras de Lucas Mondelo cimentaron esa diferencia, 49-62 (min.33,30) y manteniendo una fuerte defensa y aprovechando una racha positiva en el tiro de Marta Xargay, 51-67 (min.35), casi notaron ya el roce de la medalla de bronce alrededor de sus cuellos.
España dominó con solvencia los últimos minutos del partido para conseguir una brillante medalla de bronce sin sufrimiento alguno.