Alonso llora en lo alto del podio del GP de Europa
Carrerón el que hemos vivido en el GP de Europa. Carrerón con todas las letras, en el que un Fernando Alonso que salía desde la undécima posición se ha alzado con la victoria en una prueba que podríamos calificar como perfecta para el español, con todos los rivales fuera de pista y con él sumando unos puntos que le permiten ser líder del Mundial.
Fernando Alonso logra lo imposible. Porque era imposible. O eso parecía, porque hablar de imposibles para el español es complicado. El asturiano ha consigue una espectacular victoria en un carrerón impresionante en este GP de Europa en el que el español ha pasado de salir undécimo a terminar en lo más alto del podio valenciano, acompañado de Kimi Raikkonen y de Michael Schumacher.
Y es que la carrera de Magic Alonso ha sido eso, mágica, desde el principio hasta el final. Desde que se apagó el semáforo tenía entre ceja y ceja el hacer lo imposible, en desdecirse a sí mismo y en deleitar con una lección de conducción al público que copaba las gradas valencianas con la esperanza de ver un espectáculo inolvidable. Desde luego va a ser complicado de olvidar.
Porque Fernando parecía llevar chistera en vez de casco, y más que un volante lo que conducía era una varita mágica. De existir el término 'carrera perfecta', no estaría muy alejado de lo realizado en el GP de Europa por el asturiano, tanto por lo que pasaba en pista como por las paradas en boxes.
En pista porque Alonso ha adelantado a más de diez monoplazas entre salida y transcuso de carrera. Porque desde su pasada a Nico Hulkenberg el Ferrari se convirtió en un imparable cohete, un cohete que vuelta tras vuelta era más rápido y dejaba atrás a Maldonado, a Senna, a Schumacher, a Webber, a Grosjean... a todos. Y en boxes porque las paradas han servido para hacer lo propio con Raikkonen, Kobayashi y, cómo no, a Hamilton.
Magia y fortuna, un dúo imparable
Y si a la calidad le sumamos esa piza de fortuna tan necesaria en este tipo de carreras, lo imposible se vuelve posible. Un absurdo toque entre Vergne y Kovalainen provocó un safety car que fue dinamita para la carrera y para algunos monoplazas. Porque a partir de ahí algunos coches cayeron, y no eran unos coches cualquiera. Eran los de Vettel y de Grosjean, con los abandonos de ambos y la consecuente ausencia de puntos para el alemán en el casillero del alemán.
Del undécimo puesto al primero, mientras Hamilton salía segundo y seguía segundo tras Fernando. La bala plateada del McLaren estaba al acecho del bólido rojo del español, aunque la bala plateada no era tan bala al comienzo cuando paraba a Grosjean y cortaba el ritmo del galo en la escapada de Vettel hacia la victoria. Y sin paradas que destrozaran, y que de hecho destrozaron, la carrera y el ritmo del británico, ver por el retrovisor acercarse a Lewis no permitía relajación.
Pero era el día. Era el día en que todos los rivales tenían problemas. El día en que todo lo malo que pasó en clasificación se convertía en algo bueno. Porque si en Canadá desfallecieron las ruedas de Fernando, aquí lo hicieron las de Hamilton, que primero vio como Raikkonen le pasaba luego le tocaría el turno a Maldonado, pero el venezolano no le pasó de forma limpia y provocó el abandono de un Lewis con un cabreo más que evidente.
Schumacher regresa al podio
Ni uno ni otro subieron al podio, algo que harían Alonso, Raikkonen y Michael Schumacher. Sí, Michael Schumacher. Tercera carrera que termina esta temporada y primer podio para el alemán después de mucho, de muchísimo tiempo sin saborear el champán de los tres primeros. Merecido regreso al cajón del heptacampeón del mundo, tras varias carreras en las que la mala suerte lastró el rendimiento de un gran Mercedes.
Pero era el día de Fernando. Porque corría en casa, porque Valencia le esperaba desde que en 2008 se estrenara esta pista en el Gran Circo de la Fórmula 1. Porque el público no se podía quedar sin una victoria, sin una trabajada victoria, de un piloto que se quedó fuera de la Q3 por cuatro milésimas. Y las lágrimas aparecieron en lo más alto del cajón al ser consciente del triunfo que había logrado ante su gente.
Y además lidera el Mundial, y con solvencia, gracias a los 111 puntos que ha obtenido en las ocho carreras de este campeonato, suficientes para sacar 20 a Webber, segundo, 23 a Lewis Hamilton, 26 a Sebastian Vettel y 100 a Felipe Massa, su compañero de equipo, que hará lo posible para poder olvidar un Gran Premio inolvidable para todo aficionado a la Fórmula 1.
HRT estuvo solvente en Valencia
HRT sigue en vuelo. Parecía que este Gran Premio de Europa en Valencia, una pista muy exigente con los frenos, podría lastrar las esperanzas de la escudería española en 'casa'. Pero nada más lejos de la realidad. Tras los problemas con la temperatura de los frenos en Canadá, donde ni De la Rosa ni Karthikeyan pudieron terminar, el equipo ha aprendido la lección y ambos monoplazas cruzaron la bandera a cuadros.
En esa competencia habitual que tienen los pilotos de la misma escudería, Pedro ganó a Narain. El español ocupó la 18º posición por delante del indio y ambos consiguieron acabar la carrera, algo que no lograron monoplazas como el Lotus de Grosjean, el Red Bull de Vettel, el Sauber de Kobayashi y el Toro Rosso de Vergne. Menudo cambio que ha hecho Toro Rosso al dejar fuera a Alguersuari...
Silverstone es la siguiente parada en el GP de Gran Bretaña, para el que Alonso vuelve a llegar líder del Mundial aunque parezca imposible viendo cómo fue la clasificación del sábado en Valencia y desde dónde salía el español. Pero para el asturiano, para el bicampeón del mundo de la Fórmula 1, no hay nada imposible.